Thursday, March 17, 2011

Canadian Medical Assistance Team flees Japan

Concerns over high radiation levels proved too much for The Canadian Medical Assistance Team (CMAT) stationed in Japan. CMAT was evacuating the area this morning, fearing nuclear disaster at the Fukushima Daiichi power station.

Emergency operations at the plant have currently been suspended. To make matters worse, another fire broke out in the outer portion of no. 4’s reactor unit’s containment vessel.

CMAT explained on its website, “the team is not sufficiently equipped to assist in the event of a nuclear emergency, and will be departing Japan at 17:50 local time.”

A representative from CMAT expressed concern for Japan, but said it was too “unstable” for the team to remain in the country, Global news reports. “This is all very frustrating,” CMAT’s website states.

The team, including three paramedics, arrived in Japan on Monday with plans to provide support in Sendai, within the Miyagi prefecture.

CMAT continues to monitor the situation, and hopes to return to Japan at the next safest opportunity. Team members have requested refuge in Vancouver, instead of staying in Tokyo while waiting for redeployment.

The assistance team is urgently requesting donations for NOMAD water purification units so they can be immediately shipped out.

CMAT is not alone in jumping ship. As the nuclear crisis escalates, anxious foreigners are rushing to buy last-minute plane tickets. International Business Times reports that thousands of immigrants are applying for re-entry to their country of origin. Today alone, almost 5,000 people filed for permits at the Tokyo Regional Immigration Bureau.

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Experts weigh radiation risks in Japan
By Jenny Uechi

"The Japanese government has told people that the radiation levels from Fukushima won't affect public health, but is this true? Why are experts saying there are serious risks?"

A Japanese reporter posed these questions to leading radiation exposure experts by telephone at a news media briefing by the Physicists for Social Responsibility on Wednesday. During the briefing, three leading radiation exposure experts discussed the health impact of the nuclear reactor crisis in Japan.

“Repeated assurances that the dose is too low to affect people’s health simply do not square with what we know about radiation,” said Ira Helfand, past president of Physicians for Social Responsibility and a nuclear expert in a news media teleconference on Wednesday. "Any dose of radiation somewhat increases risks of developing cancer."

He said explosions at the nuclear reactors dispersed some dangerous radioactive isotopes into the air, noting that even "people removed from the plant may be exposed to very powerful carcinogenic isotopes."

David Richardson, associate professor of epidemiology in the School of Public Health at the University of North Carolina, said the radiation levels on the site are "extremely high" and that workers were running serious health risks.

Marvin Resnikoff, an international consultant on radioactive waste issues, noted that the radiation that has been released since the third explosion at the plant was “equivalent to 4,000 chest X-Rays per hour”.

The chairman of the United States Nuclear Regulatory Commission stated on the same day that the damage at one crippled reactor was far more serious than Japanese officials had acknowledged.

They also said there were a number of nuclear power plants in the US with the same design as the damaged nuclear plant in Japan.

“There are 23 nuclear plants in the US with exactly the same design in Fukushima,” said Helfand. “I’m not sure which of those are located near identified fault lines.”

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Los héroes de Fukushima

Trabajadores luchan desesperados arriesgando su salud y sus vidas para evitar el peligro a sus compatriotas


Jueves 17 de marzo de 2011 |
Fuente: El Universal


TOKIO.— Son los héroes de Fukushima, y quizás las primeras víctimas. Unas 50 personas luchan a contrarreloj en la dañada central nuclear contra un desastre nuclear de consecuencias imprevisibles. Todo parece apuntar cada vez más a que se trata de una misión que no tendrá un final feliz.

El primer ministro, Naoto Kan, compareció en un overol azul y con expresión de cansancio elogiando a los trabajadores que combaten contra el infierno de Fukushima. “Tienen que tener la determinación de resolverlo”, dijo, citado por la agencia de noticias Kyodo. Si la empresa Tepco retira antes de tiempo a los operarios restantes, la compañía podría verse abocada al colapso. Cincuenta personas continúan luchando contra la temida catástrofe. La intervención suicida de los trabajadores de la planta la han ordenado las más altas instancias. Mientras tanto, el mundo tiembla de miedo junto con esas personas, cuya identidad no ha trascendido hasta ahora.

Desde que Kan emitiera una advertencia el martes, la situación ha seguido empeorando. Fukushima I se ha convertido en un cúmulo de chatarra de acero y restos de estructuras de edificios de los que emanan vapor y humo. Los “Fukushima 50”, según se les denomina, gatean, de acuerdo con medios locales, por el laberinto de la instalación dañada. A muy poca distancia están las barras de combustible de un total de seis bloques, cuyos núcleos corren el riesgo de fusionarse o ya se han fusionado parcialmente.

Del gobierno nipón y la compañía atómica sólo trascienden pequeñas informaciones de lo que ocurre en la central. Sin embargo, en parte gracias a la interpretación de expertos, medios japoneses, el estadounidense The New York Times, el británico The Guardian y el francés Le Figaro, entre otros, se tiene ya una imagen estremecedora.

Los empleados de Tepco llevan máscaras para respirar. Algunos incluso llevan sobre su espalda bombonas de oxígeno. Sus trajes de protección y gorros especiales repelen las partículas radiactivas, aunque no la radiación invisible. Otros 750 trabajadores fueron puestos a salvo. Saben que los que se quedaron en Fukushima I están arriesgando su salud. Decenas de ellos están ya heridos, 11 de ellos a causa de una explosión de hidrógeno en el bloque 3. Lo que hacen ahora no figura en ningún manual de instrucciones. Intentan con bombas de bomberos, que no están diseñadas para ese fin, inyectar grandes cantidades de agua marítima en los reactores. Desesperados luchan por mantener en funcionamiento instalaciones eléctricas o bombas o ponerlas en funcionamiento en caso de no estar operativas.

La pregunta que se planteaban hoy muchos era por qué esas personas ponen en juego su vida. Seguramente influya el hecho de que en la educación japonesa se conceda gran valor al sacrificio del individuo por la comunidad. A todo ello podría sumarse un sentimiento de solidaridad en una planta de ese tipo. “Se desarrolla un sentido para la lealtad y el compañerismo cuando se entrena durante años junto con otros hombres y se hacen cambios de turno”, dijo un operario de una central norteamericana que lleva muchos años en la profesión al Times.

Un hombre de la prefectura de Shimane, situada a cientos de kilómetros de Fukushima, incluso se presentó voluntario. Según la cadena de noticias estadounidense ABC, los 50 trabajadores han decidido seguir en las tareas para controlar la planta de modo voluntario, debido a que son personas mayores o próximas a jubilarse y que ya han pasado su vida reproductiva.

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